4-CHISTE+ CONCIENCIA





CHISTE 11
El loro del portero de un edificio, se escapa de la jaula y se instala al pie de la escalera. Apenas entra alguien, se pone a gritar:
-¡Atención al escalón!
Y todo el mundo se cae porque no hay ningún escalón.
CONCIENCIA.
Muchos gurús predican abstinencias, meditaciones, renuncias, para así lograr la iluminación. Sus discípulos se sacrifican muchos años sin lograr iluminarse, simplemente porque la iluminación es solo una ilusión del maestro, no existe…Todo el psicoanálisis de Freud está basado en la existencia del inconsciente. Pero Freud nunca lo pudo definir, ni encontrar donde estaba, sólo lo imaginó. ¿Es esto dañino? A veces sí, otras no. Un arquero que quería cazar la luna, nunca lo logró pero se convirtió en el mejor arquero del mundo. Decir “me voy a iluminar” es lo mismo que decir “me voy a engrucuñar”. Iluminar y engrucuñar son sólo palabras. Buda, bajo el árbol, se iluminó. Buda bajo el árbol se engrucuñó… Te dicen palabras que te hacen creer que te trasmiten conocimiento. ¡Cuidado, si las crees te sentirás engrucuñado y comenzarás a enseñar a discípulos como engrucuñarse! Propongo que estos sabios gurús se metan el engrucuñamiento por el krulo!
Alejandro Jodorowsky

PLANO CREATIVO
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Alejandro Jodorowsky: A los 20 años, en Chile, tuve un amor imposible: la bellísima M.M. nieta de dos Presidentes, padres millonarios, alta sociedad. Dándole  el papel de la Virgen María en una obra que creé con mi compañía  de mimos, pude estar relativamente cerca de ella. La idealicé. Años más tarde, viviendo en Nueva York, me llegó la noticia de la caída de Allende. Me angustié y llamé a M.M. que en ese momento visitaba EEUU. Nos encontramos en un restaurante -ella eligió uno de gran lujo y escogió los platos más caros-. Yo le expresé mi angustia por lo que estaba pasando en Chile y le dije, pensando que con sus antepasados tan importantes, su firma en una protesta sería útil:  ”¡Habría que hacer algo!”. Me contestó, sonriente: “¡No te preocupes, acabo de enviarle todas mis joyas a Pinochet!”. Pagué una cuenta que hizo llorar a mis bolsillos y nunca más la volví a ver. Algunos de mis amigos poetas, convertidos en mudos, medraron a la sombra del dictador. A propósito de ellos, escribí esta fábula:
Un piojo, muy humilde, sólo conocía la humedad de la cabellera de un soldado raso que trabajaba sin cesar a la intemperie. No se quejaba de su suerte: habiendo vivido toda su vida en ese pelo apestoso -su madre lo había parido ahí- no podía, ni sabía, aspirar a un sitio mejor. Quiso el destino que el Coronel de todos los ejércitos pasara revista a los sudorosos reclutas. El piojo, emocionado, levantó una de sus patas para hacer él también un saludo militar, cuando un viento repentino lo sacó del fétido cabello y fue  a depositarlo justo en medio de la cabeza del Coronel. El piojo se llenó de orgullo. “¡Todos los ejércitos están bajo nuestras órdenes!”, dijo. Y una cálida sensación de poder embargó su corazón. Desde ese día despreció a sus congéneres. Es más, le rogó al cielo que su Jefe los exterminara por sucios, pobres, feos y débiles. Aferrado a la fragante cabellera, se sintió dueño del mundo. De pronto estalló un motín y la tropa, con lanzallamas, quemó al odiado Coronel. El piojo, a pesar de gritar innumerables veces: “¡Soy inocente!”, murió tan achicharrado como la cabeza que lo albergaba.
Hay quienes se arriman a poderosos sin analizar cómo han obtenido su poder, ni qué hacen con él. Cómodamente  se ponen a vegetar bajo su sombra abusando de las ventajas obtenidas con el más fuerte. Cuando llega el momento de rendir cuentas, pues todo lo que comienza termina, se extrañan de que las culpas del grande recaigan sobre ellos y encuentran injusto compartir el castigo… Así también algunos pueblos encuentran cómodo, en lugar de solucionar ellos mismos sus problemas internos, acogerse a una nación poderosa y medrar obteniendo protección y préstamos. Mas, cuando vienen las grandes crisis, no teniendo otro medio de vida que la que el Amo se digna dar, los pueblos pequeños padecen hambre. No así la nación poderosa que, cual soldado raso en tiempos de hambruna, subsiste comiendo sus propios piojos.


 fuente: aporte de : camilo fajardo [camifaja@yahoo.com]